Lo hice. Hice eso que no quería volver a hacer. Hice algo de lo que estoy seguro me arrepentiré. Hice algo que recordaré cada vez que mire una pequeña figurita que me acompaña sonriente desde mi televisor.
Como ya había comentado, anteriormente no me había sentido muy bien, algo me pasaba y lo lamentable del asunto es que no sabía que era, -total desastre- ahora ya lo sé. No era eso que me daba miedo que fuera, tampoco era lo típico que pensé que tenía, pero si se acerco a lo que yo sabía. Entonces me dí cuenta que lo que pasaba era que EXTRAÑABA a mucha gente.
¿Qué, que fue lo que hice? -Ya me supuse que eso se preguntarían- La cosa fue que decidí no extrañar, decidí no sentirme mal por causas ajenas a mi voluntad. Ya no podía pararme cada mañana con un sentimiento de nostalgia e inconformismo con lo que pasaba a mi alrededor y esperar con ansias cosas que aún no llegarán. Pero dentro las situaciones positivas siempre hay un riesgo, y es el que no a todos les caería bien mi decisión. Más que ser un riesgo el que correría, sentía miedo porque una vez tomada la decisión no habría vuelta atrás y muchas personas seguramente no entenderían mis razones.
Si alguna de esas personas que decidí no extrañar llega a leer ésto, quiero que sepan que si hice lo que hice no fue por mal, no fue por malicia ni malas intenciones; lo que trato de decir es que me hace mal leer, escuchar y sentir algunas cosas, un mal que sólo entienden pocos y que desgraciadamente ahora siento yo.
Corrí un riesgo, y espero que mi decisión no sea la equivocada.
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